Echar el cierre al negocio de uno es un trago duro. Reabrirlo a medias, con limitaciones y en una total incertidumbre sobre lo que ocurrirá la semana siguiente, es casi heróico. A esta tesitura se han enfrentado muchos empresarios de la noche madrileña. Como Antonio Extremera, el hombre detrás de locales como ‘La Cartuja’, ‘Samsara’ o ‘Marta Cariño’. «Hemos estado ahí, ajustándonos a las medidas, un poco agobiados. Pero dentro de lo malo, en Madrid somos unos privilegiados por tener esa hora de más para abrir y cierta flexibilidad. Pero estamos deseando volver a la normalidad».
De todas las actividades económicas dañadas por la pandemia, la del ocio nocturno ha sido probablemente la que peor parte se ha
llevado: cierres muy prolongados y condiciones draconianas para reabrir. «Sin duda, hemos sido el sector más perjudicado», asiente Extremera. Y coincide en su opinión con la de Alex Zamarro, empresario también del sector y portavoz de Noche Madrid. «Hemos sido el sector más castigado, el único cerrado por orden estatal, y el único con restricciones tan duras». Que además veían sus actividades restringidas mientras se producían botellones multitudinarios sin que se respetara ninguna medida de seguridad que ellos están obligados a cumplir.
Fuente: ABC